LAS PRIMERAS TRAGAPERRAS

Las primeras maquinas tragaperras

Las apuestas de azar han acompañado al hombre desde el inicio de la historia, pero a diferencia de las características actuales, antes era necesario un repartidor o administrador para participar en cualquier estilo. La invención de máquinas autónomas (primero mecánicas y después eléctricas), facilitó la extensión de los juegos y su uso. Veamos a detalle la evolución de este invento.

En el viejo oeste existían desde mediados del 1800 diferentes máquinas mecánicas que ofrecían apostar por la aparición de los colores rojo o negro en los giros de una ruleta en forma de disco. Los empresarios Sittman y Pitt tomaron la idea y la modificaron, sustituyendo el plato de colores por cinco rodillos con imágenes basadas en la baraja de póquer. Las ganancias eran calculadas dependiendo del valor de la combinación de las cartas, en el mismo orden que en una mano de póquer tipo “Texas Holdem” presenta. El 10 de picas y la sota de corazones fueron excluidas, lo que reducía la posibilidad de obtener una escalera real -y con ello el premio mayor, a la mitad. Los premios consistían en bebidas, cigarrillos y otros productos que los bares proporcionaban a los jugadores. Estas máquinas se hicieron rápidamente populares en toda la costa este de Estados Unidos.

Aunque la máquina autónoma de Sittman y Pitt fue creada en 1891, la innovación realizada por Charles Frey en 1897 es vista como el nacimiento de las Tragaperras “modernas”. Frey redujo el número de carretes de 5 a 3 y sustituyó la baraja de póquer por los símbolos de la herradura, las picas, el corazón, el diamante y la campana. Los premios correspondieron gracias a este cambio fueron basados en la alineación correcta de los rodillos, con una menor ventaja para los jugadores, pero con la posibilidad de obtener dinero en retribución, incluso con la opción de liberar el premio mayor, al obtener tres campanas en línea. La máquina se popularizó rápidamente y pronto el apodo “bandidas de un brazo” fue conocido en toda la nación americana. Desgraciadamente Frey no patentó su invento y este fue utilizado por diferentes fabricantes en todo el país, quienes introdujeron ligeras variantes del mismo en los primeros años de 1900.